jueves, 21 de abril de 2016

"Atención Variable"

Hoy os queremos hablar de un tema que a nosotras nos parece importante ya que afecta a diferentes contextos (escolar, familiar, terapéutico,...).

¿Cuánto tiempo puede permanecer un niño atento a una tarea o juego?

Nosotras trabajamos con niños con alteraciones en el desarrollo, teniendo en común las dificultades a nivel atencional en mayor o menor grado. 

Algunos de las situaciones que nos encontramos diariamente pueden ser: los papás pretenden que su hijo aguante 40 minutos atendiendo a una película, los profesores se sorprenden cuando un niño no aguanta sentado y atento en la asamblea, los abuelos no entienden porque su nieto no aguanta jugando más de 10 minutos, una familia solicita a un terapeuta que las sesiones de tratamiento de una hora, etc.

No podemos olvidar que cada edad tiene un tipo de juego y un tiempo de atención limitado, así como cada patología necesita un tipo de apoyo específico para aumentar la atención en las tareas cotidianas. 

El tiempo de atención promedio de los niños sin ninguna dificultad asociada sería el siguiente: 

- De 0 a 1 año: 2-3 minutos.
- De 1 a 2 años: 7-8 minutos.
- De 2-3 años: hasta 10 minutos. 
- De 3-4 años: hasta 15 minutos.
- De 4-5 años: hasta 20 minutos.
- De 5- 6 años: hasta 25 minutos. 

Tenemos que tener presente que cuando existe un trastorno que afecta a una o varias áreas del desarrollo, el tiempo de atención disminuye de forma considerable. En las sesiones de tratamiento se realizan varias actividades de corta duración para asegurar que el rendimiento del niño se mantiene. 

Es importante destacar que el apoyo visual se utiliza como herramienta principal para fomentar el tiempo de atención y concentración, especialmente en los tratamientos. La información que se recibe a través de la vista permanece en el tiempo y facilita la comprensión y adquisición, frente a la información auditiva que se pierde en cuanto se transmite ya que su comprensión es más compleja. 

Por ello, utilizar pictogramas, fotografías, códigos de colores o claves visuales, favorece la participación en las diferentes tareas, la adquisición de nuevos aprendizajes y la permanencia en las actividades propuestas. 

Es importante tener en cuenta que la atención de un niño depende de su edad, del nivel de desarrollo, de su personalidad, de la motivación y del tipo de material utilizado.